Semana Salvacionista de Oración

Lo mejor está por venir

Lectura Bíblica: Ezequiel 37:1-14

Vivimos un tiempo de gran preocupación. A nivel mundial, país, familiar, parece que solo se habla de crisis; crisis económica, social, crisis de fe, crisis de esperanza. Hoy vemos una gran desesperanza a nuestro alrededor. Si hay un pasaje en la Biblia de total desolación y desesperanza es el pasaje de Ezequiel 37. 

El profeta Ezequiel era hijo del sacerdote Buzi, y había sido llevado en cautiverio cuando los ejércitos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, tomaron Jerusalén después de haberla cercado por un tiempo. En el quinto año del exilio Dios lo llamó para ejercer su ministerio profético dirigido a la casa de Israel. Tuvo varias visiones, profecías, parábolas y mensajes proféticos de parte de Dios para su pueblo.

Tal vez esta figura de un valle de huesos secos sea una de las más desoladoras. Taylor dice que podríamos resumir la enseñanza de Ezequiel en dos frases: Dios destruirá, Dios restaurará y yo le agrego PORQUE LO MEJOR ESTAR POR VENIR”. Y fue confrontando al pueblo de Israel con su pecado y con el desánimo del exilio. Su meta era convencer al pueblo de que deberían llegar al verdadero arrepentimiento, recuperar su Fe y su esperanza, porque lo mejor está por venir.

Dios lleva al profeta a una visión difícil, un valle de gran extensión, cubierto de huesos. Eran muchos huesos, estaban amontonados, secos, sequísimos; símbolo de desolación, muerte, derrota, tristeza, silencio, ruina, no había vida; había muerte, no había esperanza, ¿qué más podría significar los huesos secos?

El versículo 11 nos dice que representaban la casa de Israel que estaba atravesando un momento sin esperanza ni futuro. "Nuestros huesos están secos, no tenemos ninguna esperanza, estamos perdidos." Había una destrucción total y a los ojos de ellos estaba todo acabado, esos huesos secos era lo que quedaba de ese gran ejército: sepulcros y muerte, y no había futuro.

Pero en medio de esta situación el Señor ungió al Profeta Ezequiel para que lleve una palabra de esperanza, porque los planes del Señor no eran la muerte, sino la vida; esa misma palabra es para cada uno de nosotros hoy.

Ezequiel 37:3 dice: ¿Vivirán estos huesos?

Jesús le pregunta al ciego. ¿Qué quieres que te haga?

Al paralítico de Betesda que hacía 38 años intentaba ser curado le preguntó ¿quieres ser sano?

Y nos pregunta a cada uno de nosotros ¿hay esperanza para tu vida? ¿Crees que lo mejor está por venir?

No importa lo que veamos a nuestro alrededor. ¿Hemos pasado por un valle de huesos secos? ¿Estamos pasando? ¿Pereció, murió nuestra esperanza? Tal vez haya familias secas, naciones secas, iglesias secas, matrimonios secos, hijos secos, pastores secos y sin esperanza.

¿Qué es lo que nos quita la esperanza?  Enfermedades, luto, vicios, problemas económicos y tantas otras situaciones que nos afligen día a día.

Desesperanza significa literalmente “estar sin salida, estar completamente perdido y sin recursos” Se refiere a estar en un estado tal en el que uno cree que no hay esperanza alguna para su situación, sea esta la que sea.

Esperanza significa: esperar.  Pero no es una espera cualquiera, es esperar con fe en que las promesas del Señor para nuestras vidas se cumplan en el tiempo cierto. Esperar en el Señor es confiar en que lo mejor para nuestra vida todavía está por venir, porque el Señor es fiel y siempre cumple sus promesas.

Dios es el Dios de los vivos, es el Dios de la restauración, es el Dios de la vida en abundancia.

La visión es para demostrar que por más dura y difícil que sea su situación actual, el Señor grande y todo poderoso tiene todavía poder para transformar, restaurar y levantar.

Salmos 119:116: “Susténtame conforme a tu palabra y viviré; Y no quede yo avergonzado de mi esperanza”

Lamentaciones 3:23,24: “Nuevas son cada mañana tus misericordias, grande es tu fidelidad... por tanto, en el esperaré”

Job 11:18: “Volverás a confiar porque tendrás esperanza, y rodeado de paz podrás dormir tranquilo

Romanos 15:13: “Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder el Espíritu Santo”

Actividad sugerida

Hacer una rueda de oración, escribiendo los pedidos de cada uno e intercalando los mismos entre los presentes.

Oremos

Padre de amor, nos dirigimos humildemente a ti en oración, En primer lugar, para agradecerte por recordarnos que tú eres el Dios que restaura; tú eres un Dios que nos quiere dar una vida en abundancia, y hoy queremos orar con fe, con esperanza y con agradecimiento desde ya, por aquello que está por venir en nuestra vida.

Tal vez hoy sentimos que estamos en un valle de huesos secos y parezca que tú no nos respondes, pero queremos ejercitar nuestra fe, y decirte gracias desde ya por tu respuesta a nuestras oraciones. Gracias porque tus misericordias se renuevan cada mañana, y gracias porque tú siempre quieres para nosotros lo mejor. Nos aferramos a tus promesas y al camino de esperanza que tienes preparado.

En el nombre de Cristo Jesús, Amén,

Por Mayora Cristina Miraval

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